Siempre son mejores los grupos reducidos.
El tema de cuántos alumnos debería haber por clase es algo que ha evolucionado bastante en los últimos veinte años, tomando la importancia que debería haber tenido siempre. Y es que seamos francos; si una clase tiene unos cuarenta alumnos y sólo un profesor, lo más seguro es que a muchos no los pueda ayudar igual de bien que si tuviera menos, al igual que si se arma algún tipo de revuelo será más complicado de controlar. Por suerte, ese tipo de clases tan llenas hace tiempo que dieron paso a grupos más reducidos, entre 25 y 30, incluso menos, en la gran mayoría de colegios.
Esto también ha afectado a como tratamos a las clases en las clases de inglés en Valencia. Las academias suelen ofrecer un aprendizaje más intensivo que el que se recibe en el colegio o instituto, pues son menos horas y más distanciadas entre sí, lo que puede hacer más sencillo que un alumno pierda el hilo por un exceso de desconexión.
Desde nuestras clases de inglés en Valencia nos podemos enorgullecer de seguir una política de grupos reducidos, no más de diez alumnos por clase. Enseñar un idioma es mucho más sencillo con este tipo de grupos reducidos, puesto que no sólo es enseñar la gramática y el vocabulario, esperando que el alumno logre con ello un buen nivel. Son horas dedicadas a la pronunciación, la estructuración oral de las palabras, a hacer oído a un nuevo idioma. Y eso puede costar más o menos según la habilidad del estudiante. Por ello, gracias a los grupos reducidos podemos ayudar de manera personalizada a nuestros alumnos.
Al poder ofrecer una gran variedad de horarios de nuestras clases de inglés en Valencia, podemos mantener esa política de grupos reducidos que beneficiará tanto al alumno como al profesor.